(1890-1898)
Aquella pregunta fue la chispa que iluminó el camino que seguiría Carl Lumholtz (Noruega, 1851-1922) en sus expediciones por México cuando supo sobre la existencia de casas en acantilados al suroeste de Estados Unidos de América, en lo que ahora es el Parque Nacional Mesa Verde, al sur de Colorado. Los recursos llegaron durante su gira de conferencias en Norteamérica al difundir sus exploraciones en Australia. Así obtuvo el patrocinio de particulares, de la Sociedad Geográfica Americana y del Museo Americano de Historia Natural, ambos con sede en Nueva York, que junto al interés del gobierno estadounidense hicieron posible que Lumholtz fuera recibido por Porfirio Díaz y algunos miembros de su gabinete.
En 1893 el Diario Oficial publicó la estadística de los 11, 395,712 que integraban la población nacional, en la cual los indígenas representaban el 38%, razón por la cual el gobierno porfirista los consideraba un “problema”, pues obstaculizaba en el proyecto capitalista que se impulsaba desde la producción de bienes y la explotación de recursos naturales. Sin embargo, el objetivo de Lumholtz además de arqueológico era etnográfico, buscaba registrar y entender a los habitantes de los lugares que exploró.
Entre 1891 y 1898 realizó cuatro expediciones a México, la primera acompañado de un grupo de ocho científicos, entre geógrafos, laboratoristas, arqueólogos, botánicos, zoólogos y geólogos, hasta terminar explorando solo y en periodos tan prolongados como tres años; tiempo en que logró recopilar numerosas piezas arqueológicas, restos óseos, especies botánicas y zoológicas, además de amplios registros fotográficos (más de 2,500 tomas) y sonoros (60 cilindros de cera con grabaciones de canciones tarahumaras).
Con los resultados de su primera expedición, el Museo Americano de Historia Natural, a veinte años de fundado y en busca de enriquecer sus colecciones, patrocinó las demás incursiones de Lumholtz en México y para la segunda visita a la sierra chihuahuense le asignó al fotógrafo G.H. Taylor, quien encontró la Cueva de las Ventanas, abrigo rocoso con casas en acantilado de relevancia equivalente y contemporáneo (ca.1200) al conjunto de Mesa Verde en Norteamérica.
Los registros fotográficos de Carl Lumholtz se ubican en un momento de transición tecnológica, en el paso de la lentitud de los negativos en placas al rollo que permitiría la fotografía instantánea; como se aprecia en sus imágenes etnográficas, realizadas como dictaba la época, donde se buscaba examinar los rasgos del otro a diferencia de las tomas espontaneas que muestran a los indígenas en su vida cotidiana.
Lumholtz comenzó a publicar sus hallazgos tras regresar de su primera expedición a México pero fue hasta 1902 que se editó “El México desconocido, un registro de cinco años entre las tribus de la sierra madre occidental; en la tierra caliente de Tepic y Jalisco; y los Tarascos de Michoacán”; fuente historiográfica del proyecto porfiriano de nación y su relación con los indígenas, obra significativa en su tiempo que nos legó la curiosidad de su mirada científica.
La colección fotográfica “El explorador del noroeste de Chihuahua: Carl Lumholtz (1890-1898) arqueología y etnografía de la sierra”, fue presentada originalmente en el tercer Festival Sol de Acantilados en 2016 en la zona arqueológica “Las Cuarenta Casas”, con motivo de la preservación y difusión del patrimonio cultural tangible e intangible de la comunidades que lo habitaron y la etnia Pima que continúa en el municipio de Madera.
Jorge Meléndez Fernández
Lumholtz Expedition to Mexico, colección digital en American Museum of Natural History.
American Museum of Natural History.
Fototeca INAH Centro Chihuahua.