La palabra escrita no es la única manera de contar historias, como lo muestran estos dibujos de la comunidad ódami del Puerto de Mala Noche, cerca de Baborigame. Manuel Torres Ayala siempre andaba de un lado a otro con sus dibujos y, por eso, se armó este proyecto PACMYC, para que se conociera este hermoso e importante trabajo. Nos puede mucho el fallecimiento de Don Manuel, pero no por eso se detuvo el proyecto, ya que sus hijos siguieron adelante.
Se formó un comité en Baborigame que va a seguir adelante con esta importante tradición. Esperamos que ayude a recordar y valorar las costumbres del gran pueblo ódami, así como su hermosa lengua. También esperamos que otras personas dibujen las cosas que les parezcan dignas de recordar y que le pongan unas letras para ir formando la gran historia del pueblo ódami.
Hay que agradecer a las personas que pusieron de su parte para que este proyecto, se hiciera: al fotógrafo David Alan Lauer, autor responsable del proyecto, al PACMYC que lo financió, a D. Manuel Torres Ayala (QEPD), Miguel Torres Carrillo, Germán Torres Carrillo e Higinia Carrillo Chaparro, quienes hicieron los dibujos, Maribel Ramírez Lozano, coordinadora en Baborigame, Daniel Almeida Trasviña por aportar el diseño de esta edición y a Aurelia Rivas por la revisión y la corrección de los textos. Sin toda esta colaboración, no habría sido posible este proyecto.
Gobaí ïrrï xikorhí imídhagaí nïidhagaí dadasaí gobai ïmo arhí ayi nabaithi. De sonoan kïkïsai ïmo arhí koronai. De ïmo kurruxdhi biakami bujibhi bhajidhi. Ïmadu ï samuidhakarrui. De usudïrrï go ayi kïkï sai gobaí ïmo arhi kuyruxdhi arhídhukami sobarhi agadï idhuñixikamikïdï ïmadu tubuxi agadï. De bhodïrrï xikoyhí gugukïi goboi go ayui nabaithi de ganïyi de gatutudakïi be go matïkami ïrra kïkai. Kukugarrïi gobaí baika kugakami de gokïirrï ga gidhai gobai nabaithi de gutanïi. Xi kï bhai maxi daibuña go umigi. De duki xi kï dudukïna. Mai thipukana kokodagai xankïdï kobid bhaiixthama dan tuxthama tïgidhu. Ïdhi gaimi pogï ïbuayí tukarrï. Sïrhikï xadutudhikami bagimi goba maithi gï agai xi nïijada go abhaí. Sïrhikï namïakamigoi ódami bïtarrrï idhi bagimi. Nïidhadï dhosaí dukaí gï matï. Xikorhi imidhagai ïpï.
Ponen una olla de tesgüino en medio y encima de la olla ponen una corona y una cruz con plumas de cola de gavilán canela y una sonaja junto en la olla con una crucita hecha con la hoja de palma y ramitas de estafiate. Lo pegan en la boca de la olla y de ahí ya se ponen a bailar alrededor de la olla de tesgüino y todos cantan el canto de Dios y el makïkami tiene que ir bailando en el medio. Terminan tres piezas y ya despuntan la olla de tesgüino y le dan primero al Dios. Piden que haya un buen año, que llueva bien, que se dé bien la siembra de maíz, que no haya enfermedad. Esta fiesta lo hacen de noche porque es prohibido que se den cuenta los obhai y para los ódame s muy importante esta fiesta. Esta fiesta le dicen la Fiesta del Canto de Dios. El chilori Imidhagai.
Atagaiña go kïkïrhiodami ïkidhadïrrï xi ïkaithina go mamatiïkami xi go ixthokai juunui ïsaiña ódami dï jïmó bajomai mi kï bubuakïiña biïgakana maxikana lïlïxi kaidhï arhi kanojoakana maxikana, dï gobai juunui tupasarraií dukai agaiña ódami dï ojá muturrai dukai matï.
Go juunui mi kïga tuiga xi ïmadhu bïtïka go kïkïgadukïdï juunui bajomi, xi gobai ïmapi bïtïka, soi buayiñï kïkïgadïkïdï juunui. kaxkïdï tï ódami tïkakai go mamatïkami ixdhukaitai idhuñia xi bhaëgatana juunui, gobai matïkami agidhi xi ïkobai tuana gobai go tupasarrai agaikïdï. Dhi go kïirrï dïbïrrapi surhigana dhi ga idhuñana jïmo bagimi dhi ga tutudana damarrï go tupasarra juunui, dhi parrï baikako o makoba kugakami. Dhi gokirrï bhoixi biana go juunui bho dïbïrrapi xi ugana go takuku ïmado tataixorhi. PodukaI idhui ódami xi aidhi abhaidhïrrï kaa kï bhaïgata go juunugadï dhi aidhï abaidhïrrï podukai mai ódami dhi podukai oi dhi apia kia ibuai papaxkiana oidhakami dhi karhioga mi ïpu gobai go bithulhdharragadï odami go bagimi go juunui bïtarrï karhi muidhaimi go obhai kaxkïdï.
La semilla del maíz y el matikami. Platicaban los viejos de antiguas. Que platicaban los curanderos que la semilla maíz, que algunas le salían como canoas. Eran malos y sembraban los ódami la semilla del maíz. Y algunas mazorcas como que en pedacitos, no tenían granos de maíz y ese maíz le decían tupasarraí o metate. Que ese maíz no servía, que eran malos decían los matikami. Y ese maíz no tenía que estar junto con las buenas mazorcas porque, decían los matikami, que esa mazorca de metate molía a los buenos, por eso no deben de estar juntos. Que juntos, no rendía el maíz, porque lo molían el mazorca de metate. Y después le preguntaron los ódami al matïkami ver cómo lo hicieran para que el maíz rindiera. Entonces el curandero les dijo que lo apartaran del maíz metate y lo tiraran en el suelo y lo hicieran una fiesta. Entonces bailaron 3 o 4 piezas sobre el maíz tupusarrai y después ahí lo dejaron tirado en el suelo el maíz para que comieran las gallinas y marranos. Y así lo hicieron los ódami y, desde entonces para acá ya le rindió el maíz. Entonces así siguieron los ódami. Y todavía hacen algunos en las barrancas la fiesta del tupasarrai, pero ya casi no lo hacen porque ya hay muchos chabochis. Eso nos platicaba nuestro padre.
En algún lugar del monte vivía una familia muy grande. Sembraban maíz, calabazas, frijol, chícharos, trigo, hacían desmontes y sembraban un tiempo el desmonte y dejaban descansar la tierra un tiempo. En ese tiempo la tierra y los pinos se recuperaban, pero poco a poco fue llegando más gente a aquel lugar que fueron haciendo más desmontes para la leña y para sembrar amapola y mariguana y quemando el bosque. Los primeros habitantes cuidaban el agua, hacían ofrendas al agua con monedas, flores y ramas y cortaban los pinos cuando la luna estaba bien. Pero, poco a podo fueron quemando el bosque, ya no cuidaban los manantiales, empezó a escasear el agua, empezaron a vender los pinos, empezaron a tomar mucho alcohol y cerveza y el bosque se fue acabando.
Un día, un hombre indígena iba caminando por el bosque y se quedó dormido debajo de un pino. De repente, escuchó que alguien lloraba muy triste. Se quedó escuchando y se dio cuenta que el que lloraba era el pino. «¿Por qué lloras?», le dijo.
«Mis raíces se están quemando y siento también mucho dolor, ya no puedo comunicarme con mis hermanos porque nos comunicamos con las raíces. También se están llevando a mis hijos. Ustedes no quieren a sus hijos si no cuidan el monte porque todo se va a acabar: ya no va a llover, la tierra se va a secar y no tendrán comida, ni con qué curarse. Lleva este mensaje a tus hermanos».
El hombre prometió al pino llevar su mensaje y se reunió con el matukame, con los sabios, y consultaron a dios. Dios les dijo:
«Yo les voy a ayudar mandando la lluvia, pero ustedes tienen que poner de su parte».
El matukame habló con las autoridades indígenas y ellos hablaron con la gente de las comunidades para enseñar a los niños y cuidar entre todos el agua, los pinos, la tierra, para que siga habiendo vida en la tierra. A todos nos toca limpiar los manantiales, cuidar los pinos y las hierbas medicinales.
Dhiuxi gï maa. Kaxi muyi umigi pobï duyi Síday; shiuxi ïmo matïkami xi ga makada gobai. Duduadhigami oidhakami odami. Ïki xïkidhï mi kia odhakatadai mamatikami oidhigí dama. Aidhï xía odha katadai dhiuxi tami odhigi dama. Dayi gobai ïmo marradï xí gobaí ga maada duduadhigami. Kakïtudu odhakana ïmo makadami duduadhigami Kaithi dhiuxi daidhï podukai idhui. Be aidhï abhaí dhïrrï odhakata goo mamatïkami. Be go matïkami xanka daigo dhiuxi gobai ïgoí de ibamioma darrasaí mí mamatïkami xi podukai mi ugidhatana gobai. Bhaíyoma bamioma muydhukana be poduka odhaka xakoga gataïda atïmï duaduadhigumi basoi. Aydhï aidhï abhai dhïrrï odhata go mamatïkami de apia kía odhaga de kía gï makai duduadhigami be podukai gïr duduadhí atïmi kia.
Que hace muchos años que Dios lo puso un curandero de ódami para que él dé el remedio de plantas medicinales. Muy antes cuando todavía no había curanderos todavía en este mundo, Dios todavía vivía aquí en este mundo y lo puso uno de sus hijos que sea el curandero que «haya un curandero con sus hijos», decía Dios, y así lo hizo. Desde entonces hubo curanderos de ódami y desde entonces para acá el curandero que Dios le dio su encargo, ese curandero iba poniendo más curanderos para que no se acabe, mejor que haya más. Para que así haya donde pedir remedio. Desde entonces para acá hubo los matïkamis y todavía hay y todavía nos da remedio de plantas medicinales y así nos curamos.
Gobai ïrrï utuiñarrgaí xi bïídhagaí kïkïrhi ïmadu oki gïn totoidhiñaparrï baika bhuelta. Ïmo bhuelta bia parrï baika mil metro pokaxi mï kaxiga gomïrhidhagaí xankïdï ka ibhi mua ka pípïlui de kami bía sïrhikami xi soiña aduñdhï. Xankï ïpïgioma aya baika bhuelta ïgoí ga maíthïkïi gïn totoidhi Ña gobai bïxkatai kaburhi parrï tama ajayi Nabaíthi. De xankï gïn maíthïtu ïgaí ïgaí de ibuayi nabaithi de gatïtïgidhi. De xankïga maithïkamí ïgaí ïgaí de ga gídhaiña Nabaithi De gatanïi duki kïbaí de bamioma suerte abhana kakï bamioma ga maithï kidha gobai ka nato gidhai thai ga llïyi gobai babaika apuxi gïn sasayumu de gokïirrï ka mamakai gobai go ja xanï soikïi xi gobaí ga íya babaika ïpï ka nato yïyi gobaí babaika. De gokiïrrï mamakai gobai apuxi xi ga ílla go ja ódami xi ga illa gobai ïpi. Ka bïxkatai go yïyi gobai be kaxi ga tïanïi xankï gamarthika bachibharragai asta xudu podukai gïr atagidhina kïkïrhí ódami ïkidhadï.
Es la carrera de bola y la arihueta, hombres contra mujeres. Corren tres vueltas y una vuelta es tres kilómetros de distancia y el que no aguanta se queda y ya no debe de ayudar a sus compañeros de vuelta. El que llega primero a las tres vueltas es el ganador y se apuesta de a 5 ollas de tesgüino y a los que pierden tienen que hacer tesgüino para entregar a los ganadores y los ganadores tienen que despuntar el tesgüino. Y tiran para el cielo tesgüino para pedir a Dios más lluvia y más nieve y más suerte para seguir ganando. Cuando ya terminan de tirar para arriba tienen que tomar tres huejas sayo contra sayo. Y después tienen que dar las huejas a los demás compañeros que tomen sus sayos también. Ya cuando terminan de tomar todos los que corrieron, ya le dan las huejas a los demás que tomen de a 3 también. Ya que tomen todos, entonces los ganadores mandan a repartir hasta que se acabe el tesgüino. Así nos platicaban los mayores de antes. Esa es la primera alegría de los ódami.
Atagíña kíkïrhioda ïkidhadï atagi ixdhukatai poduí go nabaithi de abhai dhïrï odhata. Kaithíña gobai xi odhakatadai ïmo kïrhi sirhi kïdï tuudaiña de sïrhikï muyi yobaiña go unui de mi purhidhiña ix go ja odami biaka ixthokaí moska xi gobai ïgi sïrhikïdï ïganturrakano saidhï ïmo midhaga duduoídhigi kobami mïkiba goduki ïmo ïkarhi sudakamidudu bïxi badïi unugadï baasudagigo bakidhïrrïgo unui xakaga tuakana gobaí uunui bïï pupusai go unui badïikai makí thï ïkïrhi ixdhuña go bupusiadï maigo surhi bho iji ódami soithutuígami de umpagi go unui bu pukiadï de tuyi dhï bhaji kï yobikan. Bhai go bakulhthi gipi idhuigo bai bakulhthi parrï goka tasaikïdï kaa ooyi go ba kulhthi ga yïyi godami kaithi sai sïrhi kïdï bamioma biñiataimi de apía kia gïpiga parrï nadami tosai kïdï kia gïpiga de ka xibuta apia ga yïxi go kirhi de baxisdhi go oki de kaithi saí sïrhiki chigíantadaga go tukugadï bagiantadaga lhixïkï kaxi ga tudakïi oki de ganiyi aídhiabhaidïrrï Ka mayí go oga ixdhukatai gï ibuai go nabaithi dhi podukai daxi tïtïarradï Nabaithi dukai.
Platicaban los viejitos de antes como estuvo para que hubiera tesgüino entre los ódami. Decían que vivía un señor muy rico, muy envidioso y miserable, que cosechaba bastante maíz todo el tiempo. Tenía su troje lleno de maíz y no quería que los demás tuvieran maíz, ni si quiera semilla para sembrar. Nomás él solo. Era muy ambicioso. Una vez llovió mucho, como una semana más o menos, y entró el agua en el troje, se mojó todo el maíz y todo se germinó. Él ya no hallaba qué hacer con el maíz germinado y lo tiró todo. Fueron los pobres ódami y juntaron el maíz nacido y lo llevaron para sus casitas donde lo molieron y lo cocieron. Salió dulce el atole, muy sabroso el atole. Comenzó a hervirse el atole y que decían los ódami que se está haciendo más sabroso y quedaba bastante todavía. A los 6 días ya se hizo fuerte, ya se hizo tesgüino y tomaba el hombre y la mujer también. Decía la mujer que cada hueja que tomaba, hacía sentir el cuerpo más bonito y alegre. Un ratito más y ya se emborracharon y la mujer se puso a cantar y a bailar. Desde entonces ya supieron como se hace el tesgüino y así le pusieron el nombre, Tesgüino.
Go tukamurrï umpañdharra gadï ódami atagaíña go kïkïrhi odami xi uxi uta gïn umpandhiña ódami ixdhukatai idhuña de kïga bhai maxi oidha kagi de podukai. Atagaimi gobai de podkai daiyi moyi De bhadïrrï kaigi de goirrï bho sonar gukakïdï go dudunukami tudu be gokïrrï Go Moyi ïmadu go kaigi. Be gobai ïgai de kabamioma abïnaki muyi ódami bamioma de ga tïjai kïsarragai go. Kuipai babirhiana kiakïdï de bhosonona kïxi go kombento xakoga gïn umpañdhada Bamioma kï bhaidhukai de xakoga ga kuada Tonarhi ïpï.
Platican los mayores de antes la primera que se juntaban los ódami debajo de los árboles y platican como vivir mejor y que hay como hacer y así platicando lo nombraron un ódami que sea el Capitan General y luego un gobernador y después las demás autoridades indígenas. Entonces el Capitán y el gobernador, esos dos, fueron que lo animaron más ódami y después mandaban hacer la iglesia en Baborigame y esa iglesia fue la primera que hicieron los ódami y después hicieron el Convento para las reuniones más a gusto y donde comer tónari y hacer fiestas. Eso nos platicaba nuestro padre, Manuel Torres Ayala.
Atagaiña go kïkïrhíodami ïkídhadï xi kaxi muuyi jumigi podui aidhïxi mi kia kakathadhai go oidhigi xi go Dhiuxi ïmadho go dhiaborra. Dï bhodïrrï gi aga atabuadhan, go dhiuxi sïrhï kïga mai aduindhagai dï go dhiaborra soimaxi busakaiña aduindhadï dhi sïrhikïdï ïgamukaiña gobai go sukurhidhï, karhi saithudakatai gobai bïxkïrrï kïgadukami busakaiña gobai aduindhadï, dï sïrhikï soigï ïrhidhiña dhiaborra, dï xiako ga atabuadhana go dhiuxi amï ïmïrraiña go dhiaborra dhi bï tukurhidhíña aduindhadï.
Jimó midhaga tïtïdha gobai dhiuxi -Xi sïrhikïdï saithudakami gï agai api gin xixi tï idhuñi jïmo oidhigi xiorrai bamioma kïgadhokami idhuñia- Tïidï go dhiaborra Xiorrai ïpïgioma idhuñia aapi o aanï. Aapi gin xixi tïi dhiuxi, ïjï tïtïdha go dhiaborra.
Dï daiba ga idhui parrï baika tasaikï nathoo oidhigigadï, kanatokai tïtïdai gobai Dhiuxi xibi gia ka nato aanï, tami kïka kuithukañi, amïkadïrrï jii dhiuxi dï kuithuka bï nato daithu oidhigigadï dhiaborra, sïrikï soigï ïrhi go dhiaborra, Gokïrrï tïi, xibi aapi idhuñi tïtïdai ïgai dhiuxi, ïjï tïtïdhai dhiuxi. Dï bhoidïrrï gï agaka idhui odhigi de moxarhi jïmo tasaikï nathu. Dhi urrunuko tïtïdha gobai dhiaborra, xi gia ka natho aanï, tami kïka xibi aapi kuithukañi tïtïdai, gubukamikïdï jii go dhiaborra bamotugaithi dï kuithuka, mi oiñïgi gobai oidhigigadï dhiuxi, dï ïpï jimó kuithuka go dhiaborra dï mi ñako aidhï gia ka matï tïï gobai xi makïdï idhui dhiuxi bamioma kï busakïi aidhi abhaidïrrï bamioma mi oigiïda gobai go sukurhidhï. Ixthuma xiankïdï ibuadha go dhiaborra bïxkïrrï soimaxi busakaiña, podukai tïdho aidhi abhaidhirrï kïkïba go oidhigi dhi kia kïka.
Platicaban los viejitos que hace muchísimos años antes cuando no existía todavía el mundo que el Chamuco y el Dios fueron los primeros hombres que aparecieron y eran hermanos. El Chamuco era el mayor y el Dios era el menor. Y después hicieron sus casitas. Primero hizo el Chamuco y después Dios. Y después empezaron a trabajar. Al Dios le salía muy bien su trabajo y al Chamuco muy mal y le envidiaba el Chamuco a su hermano porque el hacía mejor el trabajo y hacía cosas mejores, entonces se agüitaba más. Y donde hacía Dios su trabajito, allá iba el Chamuco y le cochineaba todo. Entonces un día dijo Díos, le dijo a su hermano: «Bueno, hermano, vamos haciendo el mundo de a uno a cada uno a ver a quien le sale mejor». Entonces le contestó el Chamuco, «¿Y quien va a hacerlo primero?» Y dijo Dios, «Tú porque tú eres el mayor». «Ya está», dijo el Chamuco. Y se puso a hacer el mundo y se estuvo como tres días, más o menos, para terminar el mundo. Ya que terminó de hacerlo le dijo a su hermano, «Ahora sí, ya terminé. Aquí está el mundo. Dele una patada a ver si lo puedes desbaratar». Y se vino el Dios y con una patada lo destruyó todo y se quedó muy triste el Chamuco. «Ahora tú haz el mundo, a ver qué pasa». «Está bueno», dijo Dios. Y empezó a hacer el mundo. En un día lo terminó y en la tarde dijo a su hermano, «Ya terminé. Ahora sí aquí está. Dele su patada», dijo Dios. Y se vino el Chamuco muy enojado y le dio su patada y no lo pudo destruir, ni siquiera se movió el mundo de Dios y se enojó más el Chamuco y le dio otra patada. Ni en la segunda patada pudo desbaratar y más se iba encabronando el Chamuco. Y otra patada, tampoco pudo. Nunca pudo y se agüitó más con su carnal. Desde entonces no quería a su hermano porque vio que el trabajo que hace Dios salió muy bien y el que hace el Chamuco muy mal desde entonces. Se hizo el mundo todavía hay mundo. Eso nos platicaba nuestro padre, Sr. M. que en paz descanse.
Goo Kïdhï ódami gobai ïrrï babïrhiana kiakïdï go kiupaí ïmado go Kombhento Xakaga gï umpañdhiña ódami de atugaiña, ixthumaxi gi idhuñia agada gobai gïr kithudarraga goabi ïrrï modï bïxi go jaa arhi kiki. Dukami, Tuaripana, Gidhobiana, Atakorrana, Babiakana, Maibïgana, Dorrorhixiaña. De Naborigana pokaki arhi kiki tïaníï goo moyi babïrhiana daa kidï de bia xi amï kai ímïrrada de baboïthudada go gupuda bipiakami odami kakïdï abhaídhïrrï Namïga atïmï ódami kakïdï podukai gï matïgobai. Pueblogadï ódami.
El pueblo de los ódami, y pueblo de Baborigame y el Convento donde hacen los ódami sus reuniones para platicar lo que tienen que hacer. Ese pueblo es la cabecera de los siete pueblos. El pueblo de Tuaripa, Coloradas de la Virgen, Santa Rosa, Cieneguillas, Cinco Llagas, Dolores y Nabogame. Y el Capitán General de Baborigame tiene que andar en esos 7 pueblos para cambiar las autoridades indígenas y de ahí es de donde valemos nosotros, los ódami. Por eso le dicen el pueblo de los ódami y así lo conocen.
Atagaiñi ïkioma kïkïrhíodami.
Xi ga xixi ïgai ïrrï dhiaborra dhi go juunui xiankïdï biakatudai dhiuxi dhi popoki Dhiaborra Kaithiña atagi xi go dhiuxi ïsaiña gïpi juunui dhi bïxkïrrï muuyi biakana. Bïïxi jumigi muuyi yobaíña gobai, go Dhíaborra ga ïsaíña ïpï dhi sïrhikïdï mi kïga gï ibuadana ïxidhï. Chïki yobaiñi bogíanmaaxi odhakana gobai. Dhi sïrhikïdï ïgaimuiña gobai sukurhidhi kïgï íbuadata gobai ïxidhï, jïmo midhagai Jii go dhiaborra dhibidhamo sukurhidhï, dhi nïidhi xiï kïga gï bidhaka gobai. Go sukurhidhi miadïg, kïga tuigakana go dhiuxi dhi miadï daiba go dhiaborra dhi tïï go juunui sïrhikïdï muidho susudaga go kukuarto. Dhi tï go dhiaborra dï tïi – akarrambha, aapi giñ sukurhi igia sïrhikï kï gïbidhi bhaíbithukami. Dhi potïdhai dhiuxi -Miadï tukabioma tami bia aanï bamioma juunui- dhi bamioma ïgamo go dhiaborra.
Xiïkii kukuparragai kukupiaxakami dhiuxi bamioma naamaxi tïgaími go dhiaborra juunui, orro, platai dhi bronsi. Bïïxi gobai biakatadai dhiuxi aidhï abhaidïrrï bamíoma ïgamo go dhiaborra sukurhidhï, dhi ïpamo norra kidhïrrï dhi sïrhikïdï mi bhaigïlhdha bi go íbhïdagadï dhi tomarhi mi bhaigakatadai xiga ugia dhi oii kokodagai bïxi bhamodagaikïdï.
Dhi bamioma kïda tïï go sukurdhídhï aidhi abhaídhirrï bamíoma mi oigïdai gobai. Dhi bhoidïrrï ïpï chïki tasaikïdï gokirrioma tïjï gobai go Judidillo xi amï popoidhana gobai bïxi íxthuma biakatudai dhiuxi. Dhi ïgamuku tijo gobai go Judidillo, dï gïikakarrai go Diuxi ïmadu mamarradï dï bïxi ïxi xankïdï biakatïdai Dhiuxi, Ka mox bii Dhiuxi ïmadu mamarradï podukai jïmoi idhi átagi ïkidhadï.
Platicaba nuestro padre, Manuel, que el hermano mayor era el chamuco, y el maíz era el maíz que tenía el dios en su casa. Que dios siembra bastante maíz, que todos los año cosechaba bastante maíz y todo el tiempo tenía y su hermano también sembraba, pero poquito y todos los años le iba mal la cosecha. Y casi nunca tenía maíz, muy apenas vivía. Y le envidiaba mucho a su hermano menor. Un día fue a visitar a su hermano para ver qué tanto tenía el dios de maíz y el dios le dio pase a su hermano mayor que le viera el maíz, como estaban llenos sus cuartitos de maíz. Entonces el chamuco entró en la casa de dios y vio el maíz y dijo «Ah, caramba, Hermano. Tú, sí, de veras estás rico, demasiado». Entonces dijo dios «Pásale más pa´ dentro. Acá tengo más maíz». Y ahí iba el chamuco envidioso. Mientras más puertas iba abriendo el dios, más maíz iban encontrando y oro, y plata, y bronce también tenía dios. Entonces, más lo envidió el chamuco a su hermano. Y se regresó pa' su casa y se quedó muy agüitado, que no quería comer y hasta se enfermó de coraje. Desde entonces, más lo odiaba a su hermano y a los pocos días siguientes mandó a los judíos que fueran a robar todo lo que tenía dios. Y fueron los judíos en la casa de dios y lo golpearon al dios y sus hijos y le robaron todo lo que tenía dios y se quedaron sin nada dios y sus hijos. Así iba esta historia. Así nos platicaba nuestro padre.
Atagai ïkidhadhï ódami xï amï ukuioidhigirrï madï bïxi aëpako xikorhi odhiaga makoba gigidhï xiakoga oidhiaga kokoyi xiankïdï nukadaka go suudagi madï go oidhigi, xi mai oiñiadha jimoko maithi soibuë gobai.
Idhi gigidhï agai go puntos cardinales, idhi makoba gigidhirrï, gidhi go lobhera, gidhi bhagai, gidhï mï kurrumurhiana, madhï gidhï muiñorhiana.
Kakïthu dï gï kooyi sudagiandïrrï sankïdhï maxi busakïï amï bhagiandïrrï ajï amiï muiñorhiana aëpako gin tutuxdhikana maxi.
Gï agai xi xïkadhï mi xiadutudhagai idhi gigidhï nukadhakami, idhi maxhi gï busia bïxi go bamudhagadhï gokirrï go kokoyi sankïdhï amï oidhaga bïxi kusu jimia go suudagi xïbajako, daidhi atïmï Kami bhiakamï.
Go kookoyi gï nanaturrai jïmo turrru agakami bïgïkami, xi madhuthai miana kikiba papakia gobai suudarrï gokirrï daibuña ijiopoi daidhi nanamaxi soimaxi daibuña, gïpi suudagi busaxidha, bïxi kusu jimia go suudagi xiïbajako xiakoga mai duadhimoka.
Kaxkïthudu gï agai xi gï nukadaka gïrrï suudagiga, gïrrï oidhigiga madï bïxi go basoi, idhi gigidhïrrï odhiaga nanamaxi xiankïdhï mai mathï atïmï, kaxkïthudhu bia atïmï xi buabuidhada.
Cuentan los ancianos tepehuanes que en la Sierra Tepehuana hay cuatro cerros que custodian el agua. En estos cerros dicen que hay manantiales donde habitan serpientes gigantes que, a veces, se convierten en diferentes animales. A veces son como toros salvajes con cuernos rojos, pero no permiten que nadie se les acerque. Cuando alguien se acerca a los manantiales a donde viven, empieza a hacer fuertes remolinos de aire en el agua. En el Cerro del Mohinora se cuenta que una vez unos soldados en sus recorridos encontraron una y la mataron porque quería comérselos. Y cuenta la gente que el agua se empezó a acabar en un manantial, aunque quedó en otros. El Cerro del Mohinora es uno de los más altos de la Sierra Tepehuana donde en la cima casi siempre está nevado. Los cuatro cerros custodios son: Cerro la Lovera, Cerro del Águila, Cerro Milpillas y Cerro Mohinora. Dicen que en estos cerros hay cosas desconocidas, que el hombre aun no conoce. Estos cerros también marcan las líneas del ejido y los cuatro puntos cardinales. Si no cuidamos, si cortamos los pinos, quemamos el bosque y contaminamos, los cerros guardianes ya no custodiarán el agua y nos quedaremos sin ella.
Go matïkamigadï ódami gobai ïrrï ímo kïrhi ódami de gamkadami duduadhigami Basoi de uxi duduadhigami ïpï go bai bïxïpu. Be daibidhiña odami de gatanïiña duadhiga Xïkadï kokoagi. Be gomatïkami kokosïi go bai de imïrrai tïgidadï de ata gidhi dhosai. Be dhosai ïgai de ïgaí de agidia xankïdï duadhigami iya ïmo ko de duadhagí. Be matïkami ïpamo aa gïgïgo tïgidadï de xadhiko ka agidhiña xankï ga taña duadhigami ixthuma duadhigami maa dhiosai be podukai ibdadana atïn ódami de kïga duduadïiña. Kakïdï ïmo matïmi bia xi ïryana ïxi odha ka xakoga oidhaka oodhami.
El matïkami, curandero de los ódami, es un señor que da remedio de plantas medicinales. Por eso los ódami van con el matïkami a pedirle remedio cuando se enferma uno. Y el curandero duerme en la noche y el espíritu o el alma se va y platica con el Dios. Y el Dios le dice cual remedio tiene uno que tomar para curarse. Al curandero vuelve otra vez el espíritu y al otro día ya le dice al que pidió el remedio que con cual remedio tiene que tomar el enfermo. Y así lo hacemos nosotros los ódami. Y así nos curamos. Por eso un curandero tiene que vivir en el medio donde hay muchos ódami.
Go bagimadï Tonarhi. Poïibuayi Tamïrrï enero abaídhïrrï. Tamïrrï parrï danduku abhaidhïrrï Kodhamako gïn umpandhi go ódami dudunukami de buapaídhuana tutuayi ixthuma ijídhagobaí de ga atagidha. Parrï thuxthamïrrï tukarrï bhaithako kaxi gï ajagïï gobaí tutudaídhagai ïmo tu kagi sudakami. Parrï makobïrrï kiamuko ka darrasai go xa idhorra go tonarhi. Gokirrï ka susurhigai gobai go tuturruxi. De bhor tututakï gobai baikodan dïgabuskïi go tuturrï gu tutudakidhotai. De gokirrï ka kodai. Gokirrï kamaxiku parrï dandukü ïxi kaa darrasaigo go dudunukami. Bhibhidhigoi ïmarhi ayi sudakami tonarhi dïmo asarrai sudakami tutumaithi bïxi xankï darraíba kubarra kami dudunukami. Gïn umïrrï apoduka bía go xi idhuñapï. Bhaixthama dan go ka sandarro ódami bia xi ga nukadaka be kï bhai maxi daibuña go baimi. Go sandarro gïn darrasaí ajaa ïpï nadamïrrï eneroko.
La fiesta de Tónari empieza el 5 de enero, se juntan de mediodía en adelante, las autoridades indígenas traen tesgüinos y a las diez de la noche en adelante se ponen a bailar y no duermen toda la noche. Como a las 4 de la mañana ponen las barricas con agua a hervir y después tumban los toros y se pasan por encima bailando. Pasan tres veces por encima bailando y después los matan, los preparan y los ponen a cocer. Como al mediodía cambian de autoridades y le dan una ollita de tónari y una petaca llena de tamales a cada uno. Son siete autoridades y a la vuelta del año ellos tienen que matar toro también. Doce soldados indígenas cuidan que no entren los obais y los soldados también los cambian el 6 de enero.
Go unui gïa maithiï gï matï xïkidhï gïtï kaithiña gin oka xi atagidhiña go kasuridhï xi kaithiña kïkïrhiodami ikiondhiïrrï xi akiana dgigdhana guakakana go unui uurhidhï Dhí ïpïamaxikana go unui baidhï buyiña odami dhi kuayiña bei mi bïñia kana beitigaa. Go ódami ixdhukatai de tïkakai go mamatïka mi. Baídhï go mamatïkamia gidhi xi buyiya gobai go unuí urhidhï dai ïsaí dha baídhï podukai kïga bïñakami busaimo gobaí bi poduigo idhui ódami aidhï abhaidïrrï ka odhata go unui tanai gïrsagidha apía kia sa gukukana ï ïmo maxi bubuakïi gobai tïdako go urhidhï unui xaniï Idhui anï tabhu dibujo go bai tudu ïrrï urhidhï go unui dai bho aki uugïdhana guka gobai urhidï unui giak ka odhakana ïkion dïrrïardhïxi mi kia dadatadai go obhai. Gobai tudu ginatajidhia go kïkïrhiodami ïkidhadï adhixi kia odhakana muynanama kïkïixi oidhigana go unui gía kami kaioma anï xïkidhï gï tï gobai akiana ugidhana.
Platican los viejitos de antes que en la orilla del río había maíz, que le decían el abuelo del maíz, aparecido de maíz. Lo cortaban los ódami los elotes de ese maíz y los comían y decían que no estaban buenos. Después le preguntaron al matïkami cómo hacer con el maíz. Entonces el matïkami les dijo que cortaran los elotes y los sembraran, que así ya iba a salir rico el elote. Y así lo hicieron los ódami. Desde entonces ya hubo maíz en todos lados. Platican los ódami que todavía hay uno que otro, que nacen en tiempo de aguas. Platicaban los mayores que ese abuelo del maíz ya había cuando los indígenas llegaron a este país. Eso platicaban los viejitos de antes, que cuando llegaron los ódami a este país, encontraron ese maíz en la orilla del río.
En un lugar llamado la Culebra Quemada por el Río Huérachi había un camino por donde pasaban los arrieros a traer mandado de Guachochi en burros; por este lugar había un camino que pasaba cerca del río. La gente que pasaba por este lugar desaparecía y ya no volvían a saber de ella. La gente, ya preocupada, preguntó a los matïkames qué pasaba ahí. Ellos dijeron que ahí en el río vivían dos serpientes del agua y que eran las que se estaban comiendo a la gente. Les pidieron ayuda para acabar con las serpientes y los sabios matïkames pidieron ayuda a Dios. Dios dijo:
«Voy a enviar un gigante que les ayude. Van a conseguir una niña chiquita y van a poner una lumbre arriba de las piedras donde viven las víboras. Pongan piedras en la lumbre y hagan una pala de madera. Cuando las piedras estén al rojo vivo, amarren arriba a la niña. Cuando ellas hagan llorar a la niña, van a subir a comérsela y es cuando le van a echar las piedras calientes en el hocico».
Cuando les echaron las piedras en el hocico, las serpientes quedaron pegadas en las piedras y a este lugar se le quedó el nombre le la Culebra Quemada. La niña que pusieron se salvó y llegó a ser matïkame o sabia, y el charco donde vivián las serpientes se unió al río. Dicen que ahí cerca vivía un hombre que era malo y ofrecía las almas de los hombres que pasaban por el camino al mal para que le hiciera favores. Que este hombre tenía un tambor muy grande y cuando pasaba la gente por ese camino, él tocaba su tambor y despertaba a las serpientes que salían a ver qué era aquel ruido y se comían a la gente que iba pasando. Y así fue como acabaron con ellas y el gigante que ayudó se despidió y se fue. Ya la gente que pasaba por aquí ya no se perdió.