Río de Vida
Río de Vida nos trasmite esa forma de vivir “al natural”, donde la esencia misma del río nos lleva a conocer el flujo constante de la existencia, y con la unión de la tierra y del fuego, nos permite adentrarnos al origen de lo elemental. Diego nos conduce por un camino colmado de detalles que fluyen desde su mano, al concretar las líneas perfectas que se unifican pacíficas con la curvatura de la cerámica y rompe con una crecida de corriente al impactar en el barro para generar piezas poco tradicionales; ese mismo torrente nos lleva al lecho, donde se reúne toda la tradición de Casas Grandes y Mata Ortiz.
Río de Vida es una oda al río que lo vio crecer y el cual permitió el establecimiento de la gran cultura de Casas Grandes: milenaria herencia histórica y cultural, de la cual nos enorgullecemos en Chihuahua y en México ante el mundo. El río creó las bases sustentables para el florecimiento de la ciudad de Paquimé y de esta surgió, a la vez, una de las más hermosas expresiones de cerámica en el mundo. La cerámica prehispánica de Casas Grandes, asimismo, sirvió de inspiración para el nacimiento de uno de los movimientos artísticos contemporáneos en barro más relevantes del último siglo en México: la cerámica de Mata Ortiz. De estas dos, Diego ha sabido abstraer su esencia y espíritu para imprimirles su sello personal de una manera mágica y contemporánea. Sus líneas y diseños abstractos se mezclan a la perfección con las formas que crea con el barro de la región para crear un simbolismo y un mensaje vibrante que, aunque no necesariamente evidente, logra conmover al espectador a través de su innegable belleza.
Diego Valles es un artista alfarero de Mata Ortiz, en Chihuahua, México. Su pasión es trabajar con el barro, influenciado no sólo por la antigua cerámica de Paquimé, sino también por la naturaleza y la música para dar origen a sus creaciones.
En Río de Vida, Diego compila una serie de piezas y fotografías que han sido inspiradas en sus paseos por el río, los objetos y piedras que arrastra, así como las formaciones rocosas y de arena que ha moldeado a través de la historia.
El río ha servido de inspiración no sólo con la naturaleza, también con la fuerza y transformación que reside en ella, y con la que día a día se nutre este rincón del desierto chihuahuense.