Colegio de Jesuitas |
Hospital Real Militar |
Casa de Moneda |
Palacio Federal |
Casa Chihuahua |
La fachada principal del Colegio de Loreto
En los tiempos en que se erigió en Villa el Real de Minas de San Francisco de Cuéllar con el nombre de San Felipe El Real de Chihuahua, ya era palpable la necesidad de crear en el lugar, un colegio que atendiera las necesidades educativas de los hijos de los españoles e indígenas de la zona. Los misioneros de la Compañía de Jesús quienes trabajaban con indios tarahumaras y chinarras y conocían de sus costumbres y lengua, tomaron con entusiasmo la idea e impulsaron la empresa.
La erección del Colegio que sería conocido con el nombre de "Nuestra Señora de Loreto", se inició en 1717, cuando el entonces Gobernador y Capitán General del Reino de la Nueva Vizcaya don Manuel San Juan de Santa Cruz - residente en aquel entonces en Parral - se dirigió al virrey Marqués de Balero y a la Diócesis de Durango solicitando autorización para su construcción, misma que fuera aprobada en noviembre y recibiera el apoyo de distintas autoridades y personalidades de la época.
En 1718, se procedió a escoger el lugar en el que debía quedar dicho Colegio, comprendiendo los terrenos que hoy ocupan los edificios del Palacio de Gobierno y parte del Palacio Federal (hoy Casa Chihuahua Centro de Patrimonio Cultural), además de la calle Libertad que los separa.
La primera piedra se colocó el 2 de febrero de ese año, quedando las obras bajo la vigilancia de los misioneros jesuitas Francisco Navarrete, Antonio Arias de Ibarra e Ignacio de Estrada, en tanto que la ejecución de la misma corrió a cargo de célebre Maestro José de la Cruz.
Se trataba de un edificio sencillo pero sólido, con muros de piedra y adobe recubiertos de argamasa. Su fachada principal estaba orientada hacia el poniente (donde se formó una plazoleta que se llamó "Plaza del Colegio"), en tanto que su espalda estaba orientada hacia la Plaza de San Felipe y la entrada principal de la Iglesia, hacia el sur (frente a lo que hoy es la calle libertad). Contaba con tres patios, una capilla interior -dedicada a San Pedro-, dos grandes corredores y una iglesia principal con advocación a Nuestra Señora de Loreto.
En 1722 a pesar de no haberse concluido la construcción, se iniciaron las labores docentes, mismas que continuaron hasta 1767, cuando el Rey Carlos III dispuso la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de España. Entonces, tan solo tres misioneros vivían en el Colegio y a él fueron llegando otros religiosos de la misma orden, todos los cuales emprendieron el camino hacia el destierro el 27 de julio de aquel año, en medio de las lágrimas y lamentos de la gente de Chihuahua . Entonces el Colegio se clausuró y todos los bienes de los jesuitas pasaron a un organismo denominado "Administración de Temporalidades", terminándose el inventario de todos los objetos que contenía hasta enero de 1769.
Como el espacio era bastante amplio y, dado que se trataba de uno de los edificios más sólidos y compactos que existían en la Villa, el Comandante General de las Provincias Internas, Caballero Teodoro de Croix, dispuso que la construcción se acondicionara para alojar aproximadamente a 100 soldados, asegurar a los indios presos por infidencia, a los reos militares y a cerca de 200 caballos, señalándose expresamente que la iglesia debía destinarse exclusivamente al ramo castrense. El local salió de la jurisdicción de la Administración de Temporalidades en marzo de 1786, cuando fue entregado al ministro tesorero de la Real Hacienda por órdenes del virrey Conde de Revillagigedo para instalar ahí un Hospital Militar, bajo el control de la autoridad del comandante general de las Provincias Internas; hospital que fuera inicialmente dirigido por el doctor Gregorio Arreola.
En abril de 1811, cuando a la Villa arribaron en calidad de reos los principales caudillos insurgentes procedentes de Acatita de Baján, fueron conducidos al Hospital Real Militar, donde algunos de ellos -los cabecillas- fueron encarcelados, mientras que los demás fueron conducidos a las celdas del Convento de San Francisco. Don Miguel Hidalgo y Costilla, vivió sus últimos días (hasta el 30 de julio de 1811) en una celda separada y aislada, donde fuera la torre del templo de Nuestra Señora de Loreto.
La fachada principal de la Casa de Moneda (desde la calle del Comercio)
En 1828, por decreto del Congreso Nacional, se dispuso la entrega de los terrenos que ocupara el Colegio al gobierno del Estado Libre y Soberano de Chihuahua, hecho que se verificó el 18 de enero de 1834. A partir de entonces al inmueble se le dieron varios usos: cárcel municipal, cuartel de las tropas permanentes y hospital militar.
A raíz de la intervención francesa (1865-67), cuando el Presidente Benito Juárez se trasladó a nuestro estado y Chihuahua se convirtió en la capital de la república, por órdenes del Presidente, la Secretaría de Hacienda vendió la propiedad a Don José Cordero. Sus sucesores la vendieron nuevamente al estado en 1878, siendo gobernador el Coronel Ángel Trías Ochoa (1877-1881) quien proyectaba derribar el antiguo edificio y construir ahí mismo, por suscripción nacional, un monumento dedicado a la memoria del Padre de la Patria. De inmediato se inició la demolición del inmueble, se abrió la calle Libertad y se señaló el lugar donde debía ser construido el monumento.
Aún no se iniciaban las obras de éste, cuando fue nombrado gobernador el General Luis Terrazas, quien modificó el proyecto y en lugar de levantar el monumento a Hidalgo en el lugar en el que fuera fusilado, resolvió construir el edificio de los Supremos Poderes del Estado y colocar el monumento al Padre de la Patria, en la antigua plaza de San Felipe.
El Palacio Federal en construcción [Foto: cortesía del Arq. Antonio Guerrero]
Durante el gobierno de Enrique C. Creel, dado que en la ciudad de Chihuahua operaban distintas oficinas federales en lugares dispersos, se solicitó al Presidente Porfirio Díaz la construcción de un inmueble que les diera cabida y ofreciera sus servicios al público en un solo lugar. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público recibió la encomienda de facilitar al gobernador Creel el espacio necesario para construir un Palacio Federal, decidiéndose utilizar el solar que ocupaba la Casa de Moneda de Chihuahua.
Para que el proyecto se efectuara con la amplitud requerida, el Ayuntamiento de Chihuahua cedió a la federación el terreno conocido como la "Plazuela de los Ejercicios" y las obras comenzaron en 1908, estando el proyecto arquitectónico y su ejecución a cargo de los ingenieros Mariano M. del Campo y William A. Bird. La inauguración del Palacio Federal tuvo lugar el 16 de septiembre de 1910, presidiendo la ceremonia el gobernador de Chihuahua, José María Sánchez en representación del presidente Porfirio Díaz, quien entonces encabezaba las festividades del centenario de la gesta insurgente en la capital de la República. No obstante, las oficinas federales comenzaron a funcionar hasta el 25 de marzo de 1911, dado que el mobiliario no arribó con oportunidad.
En el interior del Palacio a lo largo del Siglo XX, se establecieron, entre otras: la Administración de Correos, la Oficina de Telégrafos, la Oficina Federal de Ensaye, la Pagaduría Civil Federal, la Dirección Federal de Educación, la Oficina de Alfabetización, la Agencia del Ministerio Público Federal y la Agencia de Minería.
Hoy, este magnífico edificio es sede de Casa Chihuahua, un lugar orientado hacia la conservación y difusión del patrimonio histórico, arqueológico, etnográfico, artístico y natural del estado. En él se puede encontrar una amplia gama de ofertas culturales entre las que se incluyen exposiciones permanentes y temporales, actividades artísticas y académicas, así como consulta de acervos y de bancos fotográficos en la Fototeca del Centro INAH Chihuahua, la Librería Educal y Telégrafo Café.
Casa Chihuahua, es el primer espacio en su género como centro referencial del patrimonio que nos abre las puertas para que conozcamos, valoremos y disfrutemos de la gran herencia cultural y natural que se aloja en el suelo chihuahuense.
El proyecto se originó en 2003, cuando el entonces gobernador del estado, C.P. Patricio Martínez García, solicitó a la Secretaría de la Función Pública su intervención para que el Gobierno Federal otorgara en comodato al Estado de Chihuahua el inmueble, a la vez que en diciembre de 2003, el H. Congreso del Estado autorizó la constitución de un fideicomiso público denominado "Casa Chihuahua, Centro de Patrimonio Cultural", que quedó formalizado legalmente el 1 de mayo de 2004 con la participación de los gobiernos federal, estatal y municipal, además de la iniciativa privada.
Ese mismo mes, quedaron concluidos los acuerdos entre el Estado de Chihuahua y la Federación, otorgando la Secretaría de la Función Pública el inmueble al Fideicomiso, con el fin de que se utilizara para establecer y operar el centro cultural "Casa Chihuahua Centro de Patrimonio Cultural".
A principio del año 2005, el Gobernador del Estado, Lic. José Reyes Baeza Terrazas, dio impulso de forma decidida al proyecto y se inició la restauración del inmueble, quedando ésta concluida en noviembre de 2006.
De esta manera y tras lograrse la adecuación del edificio para convertirlo en un espacio que rescata una parte fundamental de la historia de los Chihuahuenses y de los mexicanos, el 17 de noviembre de 2006, Casa Chihuahua Centro de Patrimonio Cultural abrió sus puertas a todos los visitantes.
A partir de entonces y en un horario de 10:00 a 18:00 hrs., de miércoles a lunes, el antiguo Palacio Federal (mejor conocido por los lugareños como el edificio de "Correos"), nos invita a disfrutar del patrimonio artístico, histórico, etnográfico, natural y arqueológico con el que cuenta el estado, y que en su conjunto aporta una riqueza cultural invaluable para nuestro País y nos hace sentirnos orgullosos de ser chihuahuenses.