Desde 1523, Nueva España fue uno más de los reinos que incluía la Corona de Castilla. A su vez, el virreinato novohispano estaba constituido por otros reinos como el de Nueva Galicia, Nuevo León y Nueva Vizcaya. Este último comprendía los actuales estados de Durango, Sinaloa, Coahuila y Chihuahua.
Entre 1554 y 1562, un joven de apenas quince años, Francisco de Ibarra, organizó varias expediciones al norte. Por sus esfuerzos fue nombrado gobernador y capitán general del reino de Nueva Vizcaya.
Una numerosa población indígena ocupaba el reino. Se cree que existían unos 350,000 habitantes distribuidos en 94 tribus aproximadamente. Tepehuanes, conchos, tarahumaras, julimes y tapacolmes estaban organizados en pequeñas parcialidades; cultivaban maíz, recolectaban frutos y cazaban para sobrevivir. Carecían de una estructura política y eran frecuentes las guerras entre ellos antes de la llegada de los europeos.
En los albores del virreinato, fueron pocos los españoles que llegaron a la zona. Sin embargo, su reducido número no impidió que pronto se tomaran medidas coercitivas para obligar a los indígenas a trabajar en las minas y campos de los europeos, acciones que habrían de ocasionar el desarrollo de relaciones tirantes y conflictivas entre los dos grupos.
Poco a poco, algunos grupos indígenas se fueron asentando alrededor de misiones y presidios, establecimientos religiosos, civiles y militares que desempeñaron un importante papel en el poblamiento del norte a todo lo largo del llamado Camino Real de Tierra Adentro. No obstante, los ataques indígenas a los nuevos poblados continuaron por largo tiempo, haciendo de la conquista del norte una empresa sumamente complicada. Por su parte, los misioneros franciscanos y jesuitas vieron en los indios la oportunidad de crear una nueva sociedad, por lo que intentaron aislarlos de la mala influencia de españoles y mulatos.
Fue debido a ello que en varias ocasiones llegaron a enfrentarse con mineros y agricultores que exigían el trabajo indígena. Los abusos obligaron a los indios a reaccionar con violencia. Hubo varios levantamientos, entre los que destacan el de los tepehuanes en 1616 y el de los tarahumaras en 1653.
En el siglo XVIII, los apaches atacaron en repetidas ocasiones a las poblaciones de Nueva Vizcaya, situación que habría de continuar durante el siglo siguiente.
Última modificación el 26/02/2019 09:21:42 | Inicio |