Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de San Diego de Corralejo, en la jurisdicción de Pénjamo, de la Intendencia de Guanajuato. A los 12 años, habiendo terminado sus primeros estudios al lado de su padre, marchó a Valladolid (hoy Morelia) para luego inscribirse en el Colegio de San Francisco Javier, atendido por los padres jesuitas. De 1765 a 1767, Miguel Hidalgo estuvo en esa institución, con su hermano José Joaquín hasta que los jesuitas fueron expulsados. A fines de ese año Miguel Hidalgo y su hermano se inscriben en el Colegio de San Nicolás Obispo. Ahí, Miguel Hidalgo obtuvo un alto aprovechamiento de tal manera que antes de los tres años de rigor, el 20 de febrero de 1770, Miguel Hidalgo se graduó de bachiller en Letras. Irónicamente, sus últimos días los pasaría entre los muros del ex colegio jesuita de Nuestra Señora de Loreto en Chihuahua.
En la Comandancia General de las Provincias Internas de Chihuahua, en octubre de 1810 se recibieron los primeros informes sobre el levantamiento de Dolores. El comandante Nemesio Salcedo, a cargo de la Comandancia, atribuyó lo sucedido a emisarios de Napoleón Bonaparte, por lo que ordenó la mayor vigilancia. Sin embargo, fue el 23 de abril de 1811 cuando, ante la sorpresa de la población, llegaron al Real Hospital Militar los primeros caudillos de la insurrección en calidad de prisioneros, luego de haber sido aprehendidos en las norias de Acatita de Baján, Coahuila.
Relación de los acontecimientos que tuvieron lugar al verificarse la aprehensión del señor Hidalgo
Con el fusilamiento de Hidalgo y sus compañeros, en la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua, terminó la primera etapa de la insurgencia novohispana.
Tras la captura de los líderes insurgentes en Acatita de Baján (Coahuila), los cabecillas del movimiento fueron conducidos a la Villa de Chihuahua, por ser esta la residencia oficial de la Comandancia Militar de las Provincias Internas, en cuya jurisdicción fueron aprehendidos. Poco antes de su arribo, el brigadier Nemesio Salcedo hizo pública una proclama en la que prohibía a los habitantes de Chihuahua que formaran grupos o dieran muestras de una imprudente compasión hacia los reos, bajo pena de fuertes multas económicas o castigos corporales.
Más de 22 insurgentes llegaron a Chihuahua a pie, en collera de prisioneros, el 23 de abril de 1811, siguiendo el antiguo camino del rancho de Ávalos (hoy Panteón de Dolores) y la gente, en silencio y con indignación, los vio pasar por las calles con rumbo a los lugares de su prisión: el Real Hospital Militar —ubicado en el excolegio de Nuestra Señora de Loreto— y en el convento de San Francisco. Durante su estancia de poco más de tres meses en la Villa de Chihuahua, Hidalgo estuvo preso en el cuartito número 1 del Hospital Militar, formado por la inconclusa torre de la capilla del excolegio de jesuitas, totalmente incomunicado y vigilado permanentemente.
A diferencia del trato injurioso y calumnioso que recibió de los jueces, en el calabozo Hidalgo contó con el respeto y la amabilidad de sus carceleros: el Alcaide Melchor Guasp y el cabo de las milicias urbanas Miguel Ortega, quienes posiblemente hayan sido sus últimos amigos antes de morir. A ambos personajes Hidalgo, en señal de gratitud, les dedicó unas décimas que escribió con carbón en una de las paredes de la torre en que se encontraba cautivo, además de la frase “La lengua guarda al pescuezo”. Lamentablemente, dicho muro fue destruido por el arquitecto encargado de las obras de construcción del Palacio Federal, siendo las décimas transcritas en las placas de bronce que actualmente se encuentran en el lugar.
Versos escritos por el Padre de la Independencia de México, con un pedazo de carbón en la pared de la capilla el 29 de julio de 1811, víspera de su fusilamiento.
Ortega tu crianza fina
tu indole y estilo amable
siempre te haran apreciable
aun con gente peregrina;
tiene protección divina
la piedad que has ejercido
con un pobre desvalido
que mañana va a morir
y no puede retribuir
ningun favor recibido.
Melchor tu buen corazón
ha adunado con pericia
lo que pide la justicia.
...
y exige la compasión.
Das consuelo al desvalido
en cuanto te es permitido,
partes el postre con él;
y agradecido Miguel
te dá las gracias vencido.
Miguel Hidalgo y Costilla
Chiª 29 de 1811.
Sobre Hidalgo pesaban fuertes acusaciones del gobierno, siguiéndosele primero un proceso eclesiástico y, posteriormente, uno militar. El 29 de julio, el tribunal eclesiástico lo degradó, privándolo de todos los fueros y ornamentos clericales al despojarlo de su investidura sacerdotal y, luego, lo entregó a las autoridades militares, las que le notificaron su sentencia de muerte, a tener efecto el 30 de julio a las 7:00 de la mañana.
Sentencia de degradación del señor Hidalgo
Según documentos y testimonios de la época, poco antes de su fusilamiento se le llevó a Don Miguel Hidalgo el desayuno, quien notando que le llevaban menor cantidad de leche que la acostumbrada, reclamó diciendo que “no porque le iban a quitar la vida debían reducirle la leche”. Posteriormente fue conducido desde su prisión hasta el patio del excolegio de jesuitas —dicho patio se ubicaba en el actual Palacio de Gobierno— donde habría de ser fusilado a manos de un pelotón compuesto por doce soldados, comandados por el Teniente Pedro Armendáriz. De aquellos soldados conocemos los nombres de: Juan Vicente García, Felipe Varela, Antonio Parra, Albino Parra, Juan Molina, José Quintana, Miguel Ruíz, José Tarín y Victorino Torres. El inmueble se encontraba resguardado ese día por mil soldados en el exterior y doscientos en su interior, previendo cualquier intento por liberar al reo o manifestación a favor de la insurgencia. Para entonces, después de tres meses de estancia de Hidalgo en la Villa, la causa de la independencia había ganado algunos adeptos en el lugar.
De camino a su ejecución, Hidalgo recordó que en su cuarto había dejado algunos dulces, los cuales solicitó le fueran llevados y se detuvo a esperarlos. Al compartirlos con los soldados que lo escoltaban y sabiendo que el pelotón tenía órdenes de no disparar sobre su cabeza, temió sufrir mucho, por lo que les dijo “la mano derecha que pondré sobre mi pecho será, hijos míos, el blanco seguro a que habéis de dirigiros”.
En una carta que el Teniente Armendáriz posteriormente escribiera señalando la gran templanza mostrada por el Padre de la Patria en su última hora, nos describe el fusilamiento de la siguiente manera: “… Lo condujimos al corral del mismo Hospital a un rincón donde le esperaba el espantoso banquillo; la marcha se hizo con todo silencio. Llevaba en la mano derecha un librito y un crucifijo en la izquierda. Llegó al banquillo y entregó a un sacerdote el librito y sin hablar palabra por sí, se sentó en tal sitio, en el que fue atado con dos portafusiles de los molleros, y con una venda de los ojos contra el palo, teniendo el Crucifijo en ambas manos, y la cara al frente de la tropa, que distaba formada dos pasos, a tres de fondo y a cuatro al frente; con arreglo a lo que previne, le hizo fuego la primera fila: tres de las balas le dieron en el vientre y la otra en un brazo que le quebró; el dolor lo hizo torcerse un poco el cuerpo, por lo que se zafó la venda de la cabeza y nos clavó aquellos hermosos ojos que tenía. En tal estado, hice descargar la segunda fila que le dio toda en el vientre, estando prevenidos que le apuntasen al corazón; poco extremo hizo, sólo sí, se le rodaron unas lágrimas muy gruesas. Aún se mantenía sin siquiera desmerecer en nada aquella hermosa vista, por lo que le hizo fuego la tercera fila, que volvió a errar no sacando más fruto que haberle hecho pedazos el vientre y espalda, quizá sería porque los soldados temblaban como unos azogados. En este caso tan apretado y lastimoso, hice que dos soldados le dispararan poniéndole la boca de dos cañones sobre el corazón, y fue con lo que se consiguió el fin…”.
El cuerpo de Hidalgo fue expuesto al público durante algunas horas en una mesa a la derecha de la puerta principal del Hospital y sobre ella una silla, en la que lo sentaron para que sirviera de escarmiento a todos aquellos que intentaran sublevarse y seguir la causa insurgente.
El pueblo, conmovido, desfiló frente al cadáver, ocultando lágrimas y gestos de desaprobación por lo sucedido. Al oscurecer, se hizo decapitar el cadáver, tal y como se había hecho con Allende, Aldama y Jiménez. Las cuatro cabezas fueron enviadas a Guanajuato para ser expuestas en unas jaulas de hierro en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. Los restos del Padre de la Patria fueron recogidos por los frailes franciscanos, quienes le dieron cristiana sepultura en la capilla de San Antonio, anexa al templo de San Francisco.
Relación de las ejecuciones hechas en Chihuahua
Ignacio José de Allende y Unzaga nació el 21 de enero de 1769 en la Villa de San Miguel el Grande, ahora llamado San Miguel de Allende. Fue el promotor de las juntas secretas de San Miguel y Querétaro.
El 21 de marzo de 1811 fue aprehendido en Acatita de Baján. Trasladado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua, encerrado en el Real Hospital y fusilado el 26 de junio.
Su cabeza fue enviada a la alhóndiga de Granaditas junto con las de Miguel Hidalgo, Mariano Jiménez y Juan Aldama.
José Mariano Jiménez nació el 18 de agosto de 1781 en San Luis Potosí. Se unió a las tropas de Miguel Hidalgo en Guanajuato. Siempre se mostró magnánimo con los prisioneros españoles.
Aprehendido en Acatita de Baján, fue enviado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua y encerrado en el Hospital militar. Fue pasado por las armas junto con Ignacio Allende, Juan Aldama y Rafael Santa María. Su cabeza fue enviada a la Alhóndiga de Granaditas.
La noche del 15 de septiembre de 1810 viajó a Dolores, llevaba un mensaje “los conspirados de Querétaro habían sido detenidos”. El padre Hidalgo determinó iniciar ese mismo día la insurrección. Fue preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811 y enviado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua. Preso en el Real Hospital y fusilado el 26 de junio.
Fue aprehendido en Acatita de Baján por el teniente Coronel Ignacio Elizondo, el 21 de marzo de 1811.
Español nacido en Sevilla. Cuando apoyó a la insurgencia de Hidalgo fungía como gobernador del Nuevo Reino de León, así, toda la provincia siguió su ejemplo. Prisionero en Acatita de Baján, fue trasladado a Chihuahua, encarcelado en el Real Hospital y ejecutado junto con Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez.
Personaje de pésimos antecedentes fue escogido como verdugo en Guadalajara. Recibió de Hidalgo el grado de capitán. El 12 de diciembre de 1810 asesinó a unos 48 españoles peninsulares. Preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811, fue enviado a Chihuahua donde se le fusiló el 10 de mayo.
Medio hermano del padre Miguel Hidalgo, lo acompañó junto con Ignacio Allende, Juan Aldama y José Santos Villa en los primeros movimientos de insurrección. Se le confió la tesorería del ejército. Preso en Acatita de Baján fue enviado a Chihuahua para ser fusilado el 6 de Julio de 1811 con Nicolás Zapata, Juan Ignacio Ramón y Pedro León.
Nació en Real de Catorce, San Luis Potosí, en 1770. Fue aprehendido por conspirar contra el gobierno del virreinato, y luego liberado por Mariano Jiménez, a quien acompañó en su campaña. Fue aprehendido en Acatita de Baján. Se le trasladó a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua, donde fue fusilado junto con José Santos Villa, Pedro León, Mariano Hidalgo y Juan Ignacio Ramón.
Preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811, se le traslado a Chihuahua. Condenado a muerte, fue ejecutado en la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua y enterrado en el cementerio de dicha población.
Nació en Tlalpujahua, en 1776. Alumno de ingeniería se unió a los insurgentes en Zacatecas por el mes de febrero de 1811. Fue nombrado Director de Ingenieros por los caudillos insurgentes, cayó prisionero en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811. Fue trasladado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua y ejecutado el 27 de junio con José María Chico, José Solís y Onofre Portugal.
Nació en San Antonio de la Nueva Tlaxcala, ahora Lampazos de Naranjo, en Nuevo León. Fue capitán del ejército insurgente. Se adhirió a la causa de los rebeldes en Monterrey. Fue aprehendido en Acatita de Baján y fusilado en Chihuahua en 1811.
Capitán del ejército insurgente fue pasado por las armas en la Villa del San Felipe el Real de Chihuahua, según acta del 2 de agosto de 1811, sus bienes fueron confiscados.
Nació en la Villa de San Miguel el Grande. Asistió a las reuniones de la junta de Querétaro. Fue comisionado por Allende para extender la Revolución en San Luís Potosí, donde intervino en varias acciones bélicas en unión de Mariano Jiménez, con quien entró en Saltillo y en Monterrey.
Preso en Acatita de Baján, fue enviado al Real Hospital de Chihuahua, donde fue juzgado y pasado por las armas.
Detenido en Acatita de Baján. El padre Hidalgo lo citó en su declaración. Fue fusilado en Chihuahua el 6 de julio de 1811 con Mariano Hidalgo, Nicolás Zapata y Juan Ignacio Ramón.
Nació en Acámbaro. Se unió a los primeros insurgentes el 16 de septiembre de 1810. Cayó prisionero en Acatita de Baján y fue fusilado el 10 de mayo de 1811 con Ignacio Camargo y Agustín Marroquín.
Como secretario de Hidalgo firmó varios nombramientos, entre ellos el de José María Morelos como coronel del sur. Fue escogido como presidente de la Audiencia de Guadalajara. Aprehendido en Acatita de Baján, fue enviado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua y fusilado por la espalda el 27 de junio de 1811 con José Solís, Vicente Valencia y Onofre Portugal.
Fue regidor de Zacatecas y licenciado en derecho. Preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811, fue enviado a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua, donde se le encarceló en el Real Hospital Militar para ser ejecutado el 6 de junio.
Nació en Celaya de familia acomodada. Estuvo en contacto con Ignacio Allende desde antes de la insurrección. Es posible que fuera el encargado de dar inicio a la rebelión en Celaya. Hidalgo le dio el grado de Coronel y el de Mariscal.
Preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811 fue enviado a Chihuahua, donde fue ejecutado el 10 de mayo de 1811.
Aprehendido por el Teniente Coronel Ignacio Elizondo en Acatita de Baján, el 21 de marzo de 1811. Fue enviado a Chihuahua donde fue ejecutado el 11 de mayo.
Fue brigadier en el ejército insurgente. Preso en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811, fue llevado al Real Hospital de la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua y ejecutado el 21 de junio del mismo año.
Se desconoce la verdadera apariencia de Miguel Hidalgo, pues en la época en que vivió aún no se inventaba la fotografía, y los retratos estaban reservados para unos cuantos miembros de las clases privilegiadas, que eran los únicos que podían pagarlos. Todos los retratos que conocemos de Miguel Hidalgo fueron hechos años después de su muerte.
Última modificación el 01/03/2019 16:14:43 | Inicio |